El lijado y pulido es una de las tareas más importantes a la hora de dar un buen acabado a tu trabajo. Si bien existen otras posibilidades como los esmaltes o la resina, este método es el más profesional y el que va a hacer posible que saques toda la belleza de la arcilla polimérica.

Es un trabajo bastante aburrido y al que hay que dedicarle mucho tiempo, pero cuando veas tu trabajo después del lijado y pulido te darás cuenta de que merece la pena dedicarle ese tiempo a tu pieza.

Si bien el proceso es siempre el mismo, el resultado puede variar de unas piezas a otras por varias razones:

  • Por la forma: en una pieza cóncava o curva la luz refleja desde distintos ángulos y la sensación de brillo es mayor que en una pieza plana;
  • Por el tipo de arcilla: los colores translúcidos y los metalizados reflejan más el brillo. Muchos de mis trabajos los acabo poniendo una capa muy fina de arcilla translúcida; pruébalo y verás que el acabado es espectacular.
  • Por la marca: por experiencia propia, he notado que algunas marcas consiguen más brillos que otras. Normalmente, siempre bajo mi punto de vista, las arcillas más duras consiguen un mayor grado de luminosidad.

En el proceso de lijado y pulido puedes obtener dos resultados: brillo satinado o brillo cristal. Una vez que te explique el lijado te mostraré como conseguir estos dos tipos de acabado.

LIJADO

El lijado es el paso más importante en este proceso: cuanto mejor lijes la pieza más brillo obtendrás al pulir. Es un proceso laborioso y que tienes que hacer con precisión, ya que con el brillo cualquier posible fallo resalta más.

Para lijar se utiliza lija de agua de distintas numeraciones: 240, 400, 600, 1.200 y 1.500. La numeración te indica el grosor del grano. Este tipo de lija la puede encontrar en ferreterías, aunque a veces es difícil encontrar las de mayor numeración. Yo las compro en tiendas de manualidades o de pinturas, aunque también la puedes encontrar en tiendas de recambios de automóviles, ya que se utilizan para pulir los faros.

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Las lijas de menor numeración son las de grano más grueso y las primeras que vas a utilizar. Hay que tener en cuenta que al lijar nos «comemos» la arcilla y con los granos más grueso esto es mucho más rápido, por lo que la lija de 240 utilízala solo si la pieza está bastante irregular y para perfilar los bordes. Si en tu trabajo has utilizado, por ejemplo, láminas de murrina sobre una base o la has hecho con la técnica del mokume, tienes que intentar eliminar la lija de 240 ya que puedes estropear las láminas de murrina o comerte el capa superficial del mokume. En estos trabajos es muy importante alisar la pieza lo mejor posible antes de hornearla.

Lijar es un proceso repetitivo, en el que tendrás que repetir los mismos pasos con los distintos números de lija. Te aconsejo que no te saltes ninguno si quieres conseguir un acabado profesional.

Para lijar pon agua en una bandeja y échale un poco de jabón líquido para que sea más fácil deslizar la lija. Moja la pieza y el papel de lija.

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Empieza con la lija de 240 para perfila los bordes y quitar las irregularidades. Tienes que lijar con movimientos circulares, ejerciendo un poco de presión. Las piezas planas las puedes lijar apoyándolas en el fondo y lijando por encima. También te puedes ayudar con un taco de madera colocándolo como en la imagen. Para las bolas y las piezas curvas sujétala con una mano y lija con la otra.

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Este proceso no tiene un tiempo específico, ya que en cada pieza tendrá una duración diferente. Tienes que lijar hasta que notes que la lija se desliza suavemente y la superficie está lisa al tacto. Una vez que notes que la pieza ya está preparada para cambiar de grano, sécala con un paño. La pieza se verá blanquecina. Si notas que en algún lado todavía no está blanquecina, es que no has lijado por esa zona; vuelve a introducir la pieza en el agua y lija un poco más. Al principio te costará un poco saber hasta cuando tienes que lijar o cuanto tienes que presionar, pero con un poco de práctica le cogerás la mano.

Una vez que has acabado con el grano de 240, cambia a la lija de 400 y repite el mismo proceso. Tendrás que hacerlo igual con todos los granos, aunque a mayor numeración antes conseguiremos una superficie lisa y homogénea.

En mis trabajos utilizo dos tipos de acabado: uno satinado (bola de la izquierda) y otro con efecto cristal (bola de la derecha).

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Para el satinado, una vez que he lijado las piezas, les pongo pulimento (yo utilizo una pasta pulidora de KatoPolycly) y posteriormente las froto enérgicamente con un paño de algodón.

Para conseguir el efecto cristal pulo las piezas con una herramienta eléctrica multiuso. A continuación, te doy los detalles para que tú también consigas que tus piezas brillen como si fuesen de cristal.

PULIDO

Para pulir tus piezas de arcilla polimérica necesitas una herramienta eléctrica multiuso (puedes ver nuestro artículo sobre herramientas) y un paño de algodón (puedes utilizar un vaquero viejo) o bayeta amarilla (tipo Vileda). Hay también quien utiliza fieltro con muy buenos resultados, lo único es que tienes que usar colores claros para que no se destiña y te estropee tu trabajo.

herramienta multiuso eléctrica

 

El proceso de pulido te puede llevar unos 10 o 15 minutos, pero va a depender mucho del lijado. Si has lijado bien tus piezas el brillo aparecerá rápidamente.

Una vez pulida, intenta no tocar mucho la pieza con las manos hasta que se haya enfriado para no dejarla marcada con la grasa natural de la mano.

Los cabezales para pulir que trae la herramienta multiuso son muy agresivos para la arcilla polimérica, así que lo primero que tienes que hacer es modificar un cabezal. Yo modifico el que trae la lija de tubo porque tiene un eje lo bastante largo para poder meter los discos de tela. Si tu herramienta no trae este cabezal, puedes utilizar un tornillo y lo colocas directamente en la boquilla como si fuese un cabezal más.

Para desmontar el cabezal tienes que quitar el tornillo que trae en el extremo y sacar el taco de goma.

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Dibuja sobre la tela 10 círculos de 5 cm de diámetro, puedes ayudarte con un cortapastas o un compás. Córtalos con una tijera y, con un punzón, has un agujero en el centro a todos los círculos.

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Introduce los círculos en el eje del cabezal. Yo le pongo una arandela al principio y cuando meto los círculos pongo otra arandela de metal y una pieza de arcilla como tope. Coloca el cabezal en la herramienta multiuso.

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Para pulir tienes que utilizar una velocidad media, ya que si la pones muy rápida puedes dañar las piezas. Has una prueba por el reverso de la pieza para evitar esto.

Es muy importante que cojas la pieza con firmeza, ya que con la pulidora puede salir disparada y dañarte a ti o romper algo que tenga cerca. ¡¡No te puedes imaginar hasta dónde puede llegar una pieza de arcilla polimérica!!

Pule la pieza hasta que consigas el brillo deseado y no te olvides de los bordes.

¿A qué te ha quedado bonita? En la foto puedes ver la diferencia entre la parte que está pulida y la que no.

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Te dejo también el vídeo para que puedas ver todo el proceso de lijado y pulido mientras lo realizas.

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